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Y volar...

Una página en blanco, un nuevo sueño, mirar para adelante. Pensar en hacer algo es un paso, desear hacerlo, otro y luchar por conseguirlo son unos cuantos.

13 de noviembre de 2016. Mi segunda Behobia-SS. Mi hermana me deja a unos metros del tumulto de gente. Avanzar en coche es una locura. Muchos mapas previos y no sé hacia donde tengo que ir. Sigo a la gente. Observo todo lo que me rodea. ¿Pero yo estuve en esta Behobia-SS el año pasado? Parece que ésta vez sí que lo voy a vivir enterándome de todo. He llegado con bastante tiempo y voy paseando mirando a la gente. No soy una experta en carreras pero he hecho unas cuantas. Aun así, siempre me sorprende cosas del resto de los corredores. Cosas singulares que me hacen sacar media sonrisa mientras camino. La verdad que es impresionante el ambiente que hay antes de empezar. Me encanta esto. No sé lo que tiene que es mejor que cualquier tiempo que pueda hacer. Encuentro unas cuantas caras conocidas, qué ilusión ver a esos chic@s de los #beerrunnerslogroño.

Después de un rato me encamino a mi cajón. Un color antes que el año pasado. Por los pelos podía acreditar y me vine arriba. No traicionar a mi color era mi objetivo pero disfrutar de la carrera era mi sueño. Los minutos antes de la cuenta atrás son muy emocionantes, la gente salta y eleva sus manos con la música. No estaba nerviosa aunque mi pulsómetro no opinaba lo mismo. 10, 9, 8… última foto y ‘por favor Paloma guarda ya el móvil que esto empieza ya’ …3, 2, 1 y todos a presionar el botón del reloj. Empecé con un compañero de carreras que suelo encontrarme, Víctor, y su amigo. A los pocos metros los perdí de vista. Ahora sólo me quedaba la gente que animaba.

Ni el pulso ni casi el ritmo miré durante la carrera. Sólo podía mirar a mi alrededor. La gente que está allí no corriendo es espectacular. Vi unas monjitas animando, unos hombres almorzando su rasta de chorizo y pan en unas sillas plegables, otros haciendo la ola a modo de empujón para ayudarte en una cuesta infernal y un montón de familias que el viento, la lluvia y el frio no les quitaba las ganas de aplaudir y vocear los nombres de muchos corredores. No me encontré sola ni un segundo. De repente, oí por detrás, ‘Paloma, ¿esa será la chica del Blog?’. Menudo subidón. Me giré y les saludé. Una sonrisa que ayudaría un poquito en estos kilómetros. Edu y Jesús Ángel estuvieron ahí en el resto de la carrera. Y como no, el spring final fue con su ayuda. Un placer darlo todo en el último kilómetro con ellos.

Veo el reloj rojo de meta, esto se acaba. La animación final es impresionante, gritos, aplausos, golpes en las vallas metálicas… Sentía todo como si fuera a cámara lenta. Última gota de esfuerzo… ¡Vamoooos Pal! Miro mi reloj, 4,27’/km y aún pude un poco más… Y así es como volé hasta la meta. Unos pasos de vuelta a la calma y la medalla en mi cuello fueron lo que necesité para saber que mi sueño era real. Y todo esto fue posible sobre todo y especialmente porque mi mayor fan estuvo allí. Mi apoyo incondicional, una de los cuatro pilares que sujetan mi vida, la más grande persona que he conocido. Un día te daré la mano para cruzar juntas esa meta y entonces seré yo tu mejor fan. Te quiero tata.





By Pal

¡GRACIAS POR LEERNOS!



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