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MI PRIMERA MEDIA MARATÓN

MÁLAGA 2017

El pasado 26 de marzo cumplí un sueño que consideraba inalcanzable, mi primera Media Maratón, y además en un marco incomparable: Málaga.

Comencé a correr porque era una actividad que me recomendaron, me despejaba y me hacía sentir bien, pero conforme iba mejorando pensaba, ¿por qué no soñar grande?

Comencé la temporada en una forma física pésima después del verano entero sin entrenar. Hasta entonces, “por falta de tiempo”, no había sido constante. Al comenzar el curso, me propuse ser disciplinada y realizar ejercicios de fuerza para evitar lesiones. Descubrí que “la falta de tiempo” era una excusa absurda: comencé a entrenar a primera hora de la mañana para aprovechar el día. Reconozco que nadie apostaba por mí al principio, era un poco perezosa para madrugar. Sin embargo, sorprendentemente, no me he perdido un entrenamiento y pronto se convirtió en rutina, incluso en una necesidad. Mis compañeros de “entrena corriendo” me ayudaron muchísimo a ganar confianza y alimentaron mis ganas de seguir mejorando. Entre risas, les decía que si me hubiesen dicho hace tres años que iba a levantarme a las 6:30 de la mañana, y que iba a correr a -3 grados en invierno o diluviando, les diría que estaban locos. Mi familia y mis amigos también pensaban que había perdido la cabeza, pero yo seguía en mis trece. Seamos realistas, nadie mejora si no vencemos a la pereza y las excusas. He comprobado que la fuerza de voluntad varía según el grado de deseabilidad. Si quieres algo de verdad, te esfuerzas. Si no la fuerza se queda por el camino. Cuando me propusieron hacer la Media Maratón Ciudad de Málaga, hubiese pensado que era una locura si no fuese por la mejoría que había experimentado meses atrás. ¿Por qué no? No había estado en mejor forma física antes, tenía motivación, entrenaba con cabeza y además íbamos a correr con unos grandes amigos que tenemos en Fuengirola. ¡Málaga, allá vamos!

Cuando me preparé la bolsa con la ropa el día anterior, me sentía como un niño en la noche de reyes. Tenía muchísimas ganas e ilusión, y una parte de mí estaba tranquila porque confiaba en mi preparación.9:30 de la mañana el 26 de marzo, un minuto de silencio por la desafortunada muerte de nuestro héroe Pablo Ráez, me impresionó mucho “escuchar” el respetuoso silencio de unas 8000 personas. Corría por mí, pero también corrí por Pablo, por mi familia, por mi novio, por mis amigos, por mis locas que corrían en Logroño en la carrera de la mujer, por mis compañeros de entrena, por mi entrenador. De hecho, les dedique un km a cada uno y no paraba de repetirme las palabras de ánimo y cariño que había recibido durante todo el proceso.Tuve el placer de compartir los 18 primeros kilómetros con mi amigo Rafa, un compañero de excepción que me ayudó un montón. Habían pasado los 10 primeros km sin darme cuenta y a un ritmo sorprendente para mí. Cantaba las canciones que compartía conmigo mi compi de carrera, bailé el “Paquito chocolatero” de las charangas que te animaban por el camino, disfrutaba de las vistas por el paseo marítimo, la catedral, pisé la alfombra roja del “Festival de cine de Málaga” –y yo con estos pelos- y recorrimos el casco antiguo disfrutando del ambiente y el buen tiempo. Llegué al km 15 y comencé a flojear, de corazón iba fenomenal, pero mis piernas se sentían más cansadas. Quizás la falta de experiencia me hizo cometer algunos errores, como no haber probado los típicos geles que te dan una inyección de energía que esta larga distancia requiere.Me veía capacitada para bajar de las dos horas, pero no ese día. Los posibles errores cometidos, el calor (al cual no estoy acostumbrada), mis piernas, entre otros factores, me hicieron pensar que no merecía la pena apretar para conseguirlo sufriendo, ya que si algo tenía claro es que no había entrenado con tanta disciplina para hacer una media sufriendo (incluso consiguiendo la marca propuesta), sino que había entrenado para hacer una media disfrutando (a mi parecer un logro muy superior al de hacer un tiempazo).Cuando crucé la línea de meta y me entregaron mi preciada medalla, no lo podía creer. Tenía claro que no me la iba a quitar en todo el día, y casi duermo con ella.El día de la carrera parecía que era mi cumpleaños, recibiendo numerosos mensajes preguntando incluso anticipándose dándome la enhorabuena. Y ya estoy pensando en mi próxima media #noparessiguesigue.Corro porque ya no entiendo no hacerlo, incluso los días que me invento las ganas. Encuentro mi equilibrio en el deporte. La pasión mueve montañas y viaja contigo. Si tienes una meta, ve a por ella porque lo único imposible es aquello que no intentas.

By Lau ☺

¡GRACIAS POR LEERNOS!



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